miércoles, 21 de diciembre de 2011

Capítulo 14.

Suspiraste en el cambiador. Al fin la producción había terminado después de 6 horas de fotos y cambios de ropa sin parar. Guardaste todos tus objetos personales en tu cartera y agarraste tus Ray Ban que aun estaban sobre la mesa.

En el estudio quedaban solo vos, Flor y Sochi (ambas amigas tuyas, la primera directora de producción y la segunda peinadora y maquilladora). Los demás habían abandonado el salón ni bien terminaron.

- Chau Pau, nos vemos - te dijo Sochi con un beso y abrazo. Ni bien se fue, apareció Flor algo ofuscada con un par de carpetas en la mano.

- ¿El trabajo sigue en casa? - preguntaste.

- El idiota de mi jefe, que considera que como fue un día tranquilo, puedo "aprovechar para adelantar en casa"... Pelotudo autodidacta, me tiene los ovarios fritos. Necesita una alegría YA.

- Quizás podemos presentarle a alguien - sugeriste bromeando.

- No le deseo ese mal a nadie, te juro- y carcajeaste con ella luego de esa especie de catarsis. Parecía encaminarse a la salida cuando se acordó de algo y apoyo todo lo que cargaba en la mesa.

- Quedate ahí quieta - te grito y vos levantaste las manos, por las dudas - estamos solas y te di 5 horas de changüí sin preguntarte absolutamente nada para que puedas laburar tranquila... Pero no me olvide. Pedro Alfonso, cómo, dónde, por qué.

- Sin repetir y sin soplar te faltó decirme... - bromeaste y Flor enarcó sus cejas, tomaste aire y proseguiste - Es raro con Pedro.

- Especificá raro... Raro lindo, raro feo, raro tierno, hay mil variantes...

- No sé Flor, raro - y suspiraste. Ni vos entendías muy bien qué pasaba con Pedro - Lo conozco por los mails, sabés esa historia, y... ¿Te acordás el chico de Nueva York?

- ¡Mentira que es el que te cantó Montaner! - y sonreíste casi sonrojándote. Aunque estuvieras algo perdida respecto a vos y a Peter, estabas segura de que era especial- ¡Raro lindo entonces! Además te digo que no da más el pibe...

- ¡Florencia! Ojo que es mío - exclamaste con una sonrisa.

- Ya te saltó la celosa de adentro, que tarada que sos Paula - te dijo cargándote y vos la empujaste amistosamente.

Mientras salían, le terminabas de contar los últimos acontecimientos con él, entre risas. Recibiste muchos comentarios al estilo de "deja de hacerte la viuda negra", "sos muy vueltera Paula", "qué lindo encontrártelo de madrugada con este calor"; pero al menos conseguiste que Florencia admitiera que Pedro era un poco bipolar ¡Y es que lo era!

De todas maneras, vos necesitabas ir paso a paso. Pedro te encantaba, de eso no tenías dudas. Pero venías de una relación larga y algo frustrada y no querías de lleno meterte en algo nuevo. Querías disfrutar cada momento.

Cuando llegaste al departamento, abriste distraídamente la puerta y entraste rápidamente. Colgaste las llaves en el llavero y tiraste la cartera negra en la mesa ratona de roble al lado de la puerta. Sin mirar el living, fuiste directo a la cocina con el pote de medio kilo de helado de chocolate Freddo y Marroc que te habías comprado antes de subir.

Miraste el reloj en la pared, era la 1 del mediodía. Agarraste una cuchara de postre y te fuiste animadamente al sofá, para tirarte y disfrutar de no hacer nada.

- Hola - y casi se te va el helado a la mierda. Pedro estaba tirado en el sofá, vestido (gracias a dios) con el control de la televisión en la mano mirándote con una sonrisa.

- La puta madre Pedro me asustaste - y tomaste un almohadón y se lo tiraste en la cara. Él se tapó justo y amenazó con devolvértelo - No no no, ¡estoy con el helado! - te estabas congelando la mano con el frío del pote - Pareces Homero Simpson así tirado Peter.

El carcajeó y te contagiaste. Su risa era muy graciosa.

- ¿Me estás diciendo gordo? – te preguntó con voz de amanerado y volviste a reír - Estás parada hace 10 minutos Pau, vení que te hago un lugar - comentó mientras se acomodaba y se sentaba dejando un lugar para vos.

- No te tengo que pedir permiso, es mi casa... – contestaste haciéndote la ofendida.

- Qué peleadora que estás hoy... - te dijo algo molesto.

- Un poco - dijiste con una sonrisa mientras te sentabas y él recobró la suya - ¿qué mirabas?

- Padre de familia - vos abriste el envase y quitaste la tapa. El modulaba algunos diálogos mientras transcurrían en pantalla; se los sabía de memoria. Te metiste una cucharada de chocolate en la boca y le dijiste algo que ni vos alcanzaste a entender.

- ¿Qué?- te preguntó riendo. Vos tragaste.

- Que te sabés los diálogos casi de memoria y yo gracias que me río. No me causan gracia estos programas, soy anormal.

- Estos y los de los Simpsons - te confesó con una media sonrisa- hay varias personas que no les gustan... – y vos hiciste una mueca. Te metiste otra cucharada.

- Ya que te los sabes de memoria, digo, que tal si cambiamos y ponemos alguna peli que no hayamos visto...

- Porque yo soy el huésped, eso no habla bien de vos como mi anfitriona...

- ¡No podes hablar Pedro! Hace memoria- le reprochaste haciendo mención a cuando vos eras visitante en su departamento en NY- Además, mi casa, mis reglas.

- ¿Dónde está el libro de quejas?

- No está habilitado – le dijiste con una sonrisa, victoriosa.

- ¿Y si no cumplo las reglas? – inquirió divertido, mientras te desafiaba con la mirada. Cada vez estaba más cerca de tuyo.

- Multa - y le robaste el control de la mano justo cuando la conversación se estaba poniendo interesante. Vos ibas a decidir cuando cobrarla.

- Me arrebatas el control de la mano y comes helado en frente mío, vas menos diez.

- Perdón, ¿querías?

- ¿Qué te parece?

Y le pasaste una cantidad considerable de helado de chocolate por la nariz. Él se estremeció por el frío pero al instante reaccionó y vos lo tomaste de las muñecas instintivamente.

- No me especificaste donde – dijiste mientras te morías de risa y él cuando logró soltarse comenzó a hacerte cosquillas, obligándote a recostarte en el sofá. Ya te estabas ahogando.

- Pedro, ¡basta! - y paró. Sabía que aunque te hacían reír, odiabas las cosquillas. En consecuencia, permaneciste un minuto recuperando el aire y él aprovecho para quedar a centímetros de tu boca. Se miraron a los ojos y sonrieron. Vos no planeabas moverte.

1 comentario:

  1. WOWW. acabo de encontrar tu novela y me encanto. es impresionante!!! quiero mmaaas

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