Ya habían pasado dos semanas; tu contrato de alquiler rescindía en tres y todavía no habías definido que ibas a hacer. Quizás inconscientemente, habías decidido que era hora de buscar un nuevo lugar.
Eran las 3 de la madrugada en Nueva York. Frotabas con tu dedo índice y medio tu sien. Tu mente no paraba de maquinar desde hacía horas. Solo pensabas en ella.
Lo ridículo de la situación casi te asustaba pero principalmente, te confundía. No sabías que tan simpático podía ser este “juego de seducción”… ¿qué tanto se puede uno encariñar con una persona a través de una pantalla?
Exhalaste. Estabas sobredimensionando la situación.
“Basta Pedro”, te dijiste. Hablar con ella era como jugar un partido de once con los ojos vendados. Pero te encantaba.
Abriste tu mail y comenzaste a releer todas sus conversaciones, para intentar analizar objetivamente y sacar algo en limpio de todo esto. Pero ¿qué buscabas?
Te reíste al leer uno de tus primeras contestaciones en confianza. "¿Y vos sos alguien que se juega? A mi me atrapan las personas pasionales..." Sonreíste. Pensabas que Paula era una persona muy apasionada.
"Veo que te entusiasmaste con el "oh Pepe", cuando nos veamos/hablemos es promesa que vas a decírmelo personalmente jaja" bromeaste en mismo mail.
Era impresionante la confianza que habían alcanzado tan solo en ¿15 mails? Le habías contado cómo era tu trabajo (y lo mucho que te aburrías), ella el suyo (de modelo y lo suponías ya que era amiga de Zaira).
Te tentaste y casi escupís sobre el teclado de la notebook el te helado que estabas tomando. Te habías acordado cuando en un mensaje, te escribió: "es un lástima que la producción en Canadá sea en un mes y medio, sino podía cruzar de provincia y hacer la tarea de convencimiento personalmente"
Lo dijo tan inocentemente, que te diste cuenta que lo decía en serio. Reíste por horas, sin exagerar. La cargaste un poco y ella te acusó de pichicanearla (¿acaso existe esa palabra?). También te causó gracia, pero la remaste diciéndole lo mucho que te hubiera gustado que se encontraran de verdad.
"Sería lo más lindo que me pasó en mucho tiempo" sentenciaste en el mail y no sabías desde cuando eras tan sincero y directo.
Hablaron desde el final de Lost (que no había entendido) hasta dónde le gustaba a cada uno que lo besen. Se contaron fiascos amorosos y sus peores derrapes; alguna que otra fantasía también. Le prometiste que le ibas a regalar un bulldog francés para su cumpleaños si es que la veías, tras insistencias de ella.
Y la verdad, es que te morías de ganas.
En una semana, cumplía años Zaira. Paula desde el inicio de todo este ir y venir de mails no había intentado convencerte... Ella daba por sentado que ya lo estabas o que lo conseguiría. Al principio, le seguiste la corriente jodiendo, pero desde hace unos días, que estabas pensando en acceder en serio.
Ella te proponía que organicen una videoconferencia para Zaira, o que la llames por teléfono y le envíes una encomienda. Al parecer, Paula siempre conseguía lo que quería. Pero esta vez, ibas a ser vos el que proponga. Y el que consiga también.
Por inercia, entraste a despegar.com para buscar un vuelo directo a Bs As. No estabas pensando y tampoco querías hacerlo. Habías logrado algo que te costaba horrores: no pensar dos veces antes de actuar.
Compraste el pasaje y te pusiste a escribir una carta documento al trabajo. Ibas a tomarte las vacaciones que te debían hace un tiempo.
Nada mejor para un regalo, que una visita sorpresa.
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