sábado, 17 de diciembre de 2011

Capítulo 6.

Giraste en la silla aburrido y volviste a quedar enfrentado al monitor. Miraste el reloj de agujas e hiciste el cálculo del tiempo que te faltaba para salir del laburo. Exactamente una hora y cuarenta y cinco.

Exhalaste lentamente. Te morías de ganas de fumar un cigarrillo, pero la oficina era un ambiente libre de humo. La puta madre y el fucking cuidado del medio ambiente.

Quisiste tomar un sorbo de café pero ya estaba frío. Dejaste la taza en tu escritorio y decidiste que era mejor seguir adelantando trabajo ¿Quién se hubiera imaginado que Pedro Alfonso terminaría laburando en el sector de Recursos Humanos de IBM? 3 años de sueños y de estudiar algo que te apasionó toda la vida como el cine, para que en un abrir y cerrar de ojos, tiraras todo por la borda.

A veces te arrepentías, como ahora, pero la mayoría del tiempo te decías a vos mismo que habías tomado la decisión correcta. No podías continuar sabiendo que ese sueño lo compartías con ella…. Y ahora no lo compartirías con nadie.

Los ojos se te llenaron de lágrimas y resoplaste. Te enojabas con vos mismo, odiabas ser tan maricón. Hiciste click en un par de archivos y trataste de concentrarte en terminar tus tareas… pero no podías.

Te aventuraste a abrir tu casilla de mail sin pensarlo, con la esperanza de que esté su respuesta. No había nada para contestar a lo que le escribiste en realidad, pero tenías una corazonada.

Entusiasmado, viste que tenías un mensaje nuevo en bandeja de entrada. Ansioso, por poco te comías las palabras a medida que las leías.

Te reíste. No podías creer como un mail de un renglón podía cambiar tan poderosamente tu humor.

¡Ni siquiera la conocías! Y hasta un poco de aprecio le tenías. Bah, no sabías si aprecio… pero un imán constante a leerla.

No te aguantabas a llegar a tu casa para responderle y sin necesidad de dar órdenes a tu cuerpo, tus dedos comenzaron a escribir.



“ ¿Peter?

En mis 32 años de existencia, nadie pero nadie me llamó así. Son muchos años de escuchar “Pepe esto, Pepe lo otro, oh Pepe” jajaja.

No es por hacerme el difícil, pero no voy a aflojar. Igual la idea de que intentes convencerme me gusta… ¿muy lanzado?

En el próximo mail podrías empezar a enumerarme razones... O quizás vas a ir por algo más gráfico jaja.

Hablando en serio, y sinceramente te lo digo, siento mucha confianza con vos. No me preguntes por qué… Debe ser esto de los mails, que lo hace tan extraño y a la vez, tan familiar.

Te mando un beso casi-extraña y espero ansioso el próximo mensaje para conocer un poco más tus métodos... de convencimiento.

Peter

Pd: te comento que estoy respondiéndote desde mi trabajo y digamos que las actividades extralaborales están prohibidas... Pero me arriesgo. “

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