Mordiste tu labio pensativa y suspiraste. Ir al supermercado en ese momento era tan suicida como idiota. Lo primero por el calor insoportable que hacía afuera y lo segundo, porque eran las dos de la tarde y si salías a comparar, llegaría para la merienda.
- ¡Llegué!- escuchaste que exclamó una voz y saliste de la cocina para abrazar fuertemente a Zaira, que volvía de una reunión en la agencia.
- ¿Nos conocemos? – bromeaste al separarte y ella enarcó una ceja. Hacía una semana que nada más se cruzaban en el departamento o ni siquiera se veían.
- ¿Es un palito para mí? – dijo señalándose y te hiciste la desentendida - ¡Cara rota que sos! – y vos carcajeaste. Tenía absoluta razón. Reprodujiste rápidamente una gran sonrisa a modo de disculpa y ella rió – Me tenés re tirada Pocha.
- Pero mal amiga… perdoname – hiciste una mueca y la morocha te abrazo de costado. Le debías tanto… era la persona que menos sabía de vos últimamente, pero aun así seguía la pie del cañón haciéndote el aguante.
- Vi la tarjeta… - largó cambiando de tema y no pudiste evitar mirar para otro lado mientras te sentabas casi abatida en el sofá. Aún te afectaba demasiado - ¿Vas a ir?
Ni se gastó en preguntar como estabas, porque era obvio. Eras un ser sumamente transparente y nadie mejor para decodificarte que Zaira. Quizás aún más que Pedro.
Suspiraste.
- Sí, tengo que aceptar las decisiones de mi papá por más que este o no de acuerdo - y ella asentía mostrándote su aprobación - No puedo seguir con este enojo tanto tiempo... No me sirve.
- Me parece lo más sano que podés hacer Pochi... Ese "odio" contra tu papá no hacía más que lastimarte a vos - vos exhalaste con tristeza y sentiste una presión localizada en el pecho - Además, volver a Lobos...
- Supongo que voy con la esperanza de se hayan olvidado un poquito de mi al menos - expresaste en forma de deseo y ella asintió con despreocupación, intentando relajarte. Frunciste los labios - Van a estar mis hermanos así que no va a ser tan terrible… espero.
- ¿Y a quien vas a llevar como acompañante? - inquirió divertida y supusiste que se moría de ganas de saberlo desde que encontró la invitación - ¿A Pepe?
- No le pregunte todavía - y sonrió orgullosa por haber acertado - pero es la idea - finalizaste con una sonrisa.
- Ay, qué emoción - aplaudió Zaira con entusiasmo y vos carcajeaste. La verdad que la idea de ir con Pedro te encantaba, el problema era encontrar el momento para avisarle… y ese momento iba a darse cuando te sintieras lista y cómoda con la idea de un pronto casamiento paterno - ¡No sabía que iban tan en serio!
- Y no es moco de pavo que lo invite... La verdad es que estoy enganchada. Muy - confesaste entre sonrisas y te tapaste la cara, vergonzosa. Tan solo hablar de él hacía que tu ritmo cardíaco aumente - Tiempo al tiempo igual ¿no?
- A él también lo veo muy entusiasmado. De hecho, no creo haberlo visto tan feliz nunca – dijo con sinceridad y te sonrojaste alevosamente - Y a vos también - dijo guiñándote un ojo.
- Ay amiga, con Peter siento que con ser yo misma alcanza. Es algo tan puro...
- Ah bueno, esto es nuevo. Te tiene boludísima – te cargó y vos la empujaste amistosamente mientras mordías tu labio inferior – No lo tomés a mal, te lo digo como algo bueno Pauchi – volviste a sonreír - Te escuche llegar tardísimo anoche, ¿salieron con Pepe?
- Sí, pasamos una noche amena – dijiste al pasar y Zaira se acomodó sobre sí misma entusiasmada. Parecía más contenta que vos.
- ¿Osea que concretaron?
- ¡Zaira! ¡No! – exclamaste mientras se enrojecían tus mejillas.
- Bueno pará, no es algo tan terrible lo que te estoy preguntando – miraste para otro lado - Lo que me extraña es que no estés intrigada Paula... ¿no te da curiosidad qué onda Pedro entre las sábanas? – reíste por la expresión que utilizó tu amiga y acomodaste tu flequillo casi nerviosa. Seguías sin responder y Zaira frunció el ceño - Claro... qué tonta ¿Ustedes ya estuvieron en Nueva York no?
Sonreíste tímidamente y Zaira no necesito más.
(Flashback)
Saliste del local de M&M’s con una enorme bolsa en mano. Los chocolates eran tu debilidad y maravillada recorriste los pisos donde los mismos estaban en abundancia en diferentes colores y tamaños. Tu propio paraíso personal.
Las luces de colores te obnubilaban y los carteles luminosos no paraban de reclamar tu atención. La majestuosidad de los edificios era deslumbrante y el escenario te hacía sentir parte de una película.
Nueva York de noche era sencillamente increíble. La ciudad más cosmopolita en todos sus sentidos... Atracciones que no tenían fin y para todos los gustos; la gente vistiendo como se le antojaba. Un arco iris de ideas.
Pedro te guiaba a través de la muchedumbre; la magia del Times Square sumada al encanto propio de él era algo irresistible. No necesitabas más.
- ¿A dónde vamos? - preguntaste curiosa al ver que chequeaba su reloj y el emitió una sonrisa; no podías mas de la ansiedad. Desde qué salieron estaba revisando el horario a raja tabla como si tuviera algo planeado para después… de lo cual no tenías la más pálida idea. El parecía disfrutarlo tu “sufrimiento”.
Te detuviste al observar que en una de las grandes pantallas que exhibía un edificio frente a vos, enfocaban en vivo a la gente que iba transitando la peatonal. Sonreíste de emoción y Pedro te abrazó fuertemente enternecido por tu asombro.
De repente, aparecieron en pantalla y zarandeaste a Pedro con incredulidad. Comenzaste a hacer caras y el se acopló a tu ritmo a la perfección. Carcajeaban entre cada cambio de sus facciones; era más histriónico que vos.
Reprodujeron en la gran pantalla su sesión por unos segundos hasta que cambiaron a otra pareja que iba caminando de la mano delante de ustedes. Mordiste tu labio, maravillada.
Peter te miraba con una especie de fascinación…lo abrazaste al instante con una sonrisa tatuada sobre tus labios; él carcajeaba con vos. Había sido de lo mejor que te había pasado en todo el viaje; y lo más divertido. Te sorprendía la diversidad de momentos que vivías con Pedro.
- A ver, haceme la última cara chuequi – te pidió y vos reíste tímida. Era indescriptible lo que habías hecho y volver a reproducir la expresión te daba vergüenza, a pesar de que la gente que pasara por al lado tuyo ni te dirigiera la mirada.
Te animaste finalmente y cuando la hiciste Pedro estalló en risas. Lo empujaste por haberse reído, indignada (y ocultando las ganas tremendas de reírte con él).
- Basta de cargarme Pedro – te quejaste. Él te tomó rápidamente por la cintura y vos, gustosa te dejaste.
- Sos hermosa – y clavó sus ojos marrones en los tuyos verdes, con una mezcla de amor y admiración. Te derretiste y lo besaste intentando darle una respuesta a la altura de todo lo que te estaba expresando. Se inclinaron hacia un costado y él termino de separarse rozando dulcemente sobre tus labios – ¿Vamos? Todavía falta tu sorpresa.
- Por favor – dijiste sin ocultar tu ansiedad y el carcajeó al tiempo que tomaba tu mano para atravesar la acera.
(flashback continúa en el 27 ;) )
No hay comentarios:
Publicar un comentario