martes, 27 de diciembre de 2011

Capítulo 24.

Hacía 2 horas que estabas luchando con el aire acondicionado. Estabas entrando en una crisis nerviosa y el maldito aparato no paraba de gotear. No había forma de apagarlo (no respondía al control) y la luz del split que no paraba de titilar te estaba sacando de las casillas.

El técnico te había asegurado que en 40 minutos iba a estar tocando el timbre de tu casa para solucionarte el problema… pero seguía sin aparecer. Estabas irritada, ofuscada y… sola. Zaira tenía un desfile a la noche, en el San Justo Shopping. Diosa, maquillada y lista para brillar. Vos con un remerón enorme con el logo de Aerosmith, una colita alta y bien de entre casa.

Volviste a marcar por enésima vez el teléfono de “CDR Instaladores” y esperaste sin obtener respuesta. Estabas segura que tenían decodificador de llamadas y por ende sabían que eras la misma pesada que llamo incansablemente durante la última hora.

Hoy definitivamente era el día de boludear a Pau... Sin lugar a dudas.

Miraste la hora en el reloj de mano que llevabas puesto: las cinco de la tarde. Habías arreglado con Pedro para verte como a las 6 cuando saliera del trabajo. Casi no aguantabas más la espera.

Desde que volviste a besarlo, sus labios se habían vuelto una adicción irremeadiable. Hablar con él se había vuelto una necesidad y casi te aburrías a vos misma por relacionar cada evento de tu vida con alguno que viviste con él, o simplemente con su persona.

Resoplaste, pensativa. Observaste como las gotas caían una tras otra y no soportaste más. Tomaste tu BlackBerry y escribiste su nombre en la lista de contactos. La verdad, no tenías ni idea si Peter sabía de aires acondicionados, pero supusiste que debía darse idea.

Sonreíste; tenías la excusa perfecta para hablarle.


"Gordo, necesito tu ayuda. Se rompió el aire y no para de gotear, esto es el horror jaja. Podés venir antes a verlo?"


"¿Que tocaste chuequi? Voy y veo que puedo hacer. En 15 estoy."


Te estabas muriendo de calor y encima Pedro daba por hecho que había sido tu culpa. Refunfuñaste y te sentaste en el sofá a esperar mientras prendías el ventilador de pie que había encontrado casi escondido en el placard de Zaira.

Te dirigiste al equipo de música… necesitabas algo que te relaje. Buscaste entre los discos “21” de Adele pero no alcanzaste a reproducirlo que sonó el timbre anunciando la llegada de alguien a la puerta de entrada. Hace una hora hubieras dado todo por que sea “Rubén”, el técnico del aire, pero en este momento deseas que sea la única persona que te hace olvidar de todo.

“Peter” escuchás del otro lado del portero y con una sonrisa apretás el botón para permitirle pasar de manera automática.

Una vez arriba, lo saludás con un beso y el castaño te aprisiona contra él para responderte. Sonreís y Pedro te imita, abrazándote con ternura.

Lo tomaste de la mano y lo guiaste hasta el interior del living, para mostrarle cómo goteaba el aparato. Intentaste explicarle lo que había sucedido, pero él no te prestaba el mínimo de atención. Estaba mirándote embobado.

- Holaaaaaaaa, te estoy hablando – dijiste intentado que escuche lo que le decías. Levantaste una ceja y él pareció finalmente caer en la realidad.

- Perdón… es que no puedo concentrarme – te confesó entre sensual y risueño y vos frunciste el seño – Estás muy linda con esa remera.

- Estoy re crota Pedro - y te mordiste el labio. No podías creer que le pareciera sinceramente que estabas sexy. Para otro en su lugar, hubieras pasado totalmente desapercibida. Pero cada día confirmabas más que Peter no era cualquiera.

- Sexy, atrevida, ella es PAULA – canturreó y vos te enrojecías mientras no podías parar de reírte. Él tironeó de tu mano y te atrajo hábilmente, sosteniéndote por la cintura con precisión. Vos no podías evitar que la sonrisa se mantuviera en tu rostro y se miraron fijamente a los ojos – Sos hermosa – y lo besaste por inercia, pero con absoluta voluntad. Peter te respondió con la misma dedicación y se perdieron por unos minutos en sus labios. Te sentías desbordar... ¿Te estabas enamorando?


Se despegaron con un último beso rápidamente, él se dirigió haciendo donde estaba instalado el aire con cara de concentración luego de besarte el dorso de la mano con dulzura.

Vos permaneciste parada cerca del sofá, observándolo repetir la misma secuencia: tocar algo del aparato, revisarlo, pararse y volver a hacer lo mismo. Frunciste el seño y te diste cuenta que Pedro sabía lo mismo que vos acerca de reparación de aires: absolutamente nada.

Comenzabas a ponerte nerviosa y preveías que en vez de arreglarlo iba a terminar de romperlo. Impaciente al ver como las gotas caían y caían sin parar, no pudiste más con tu genio.

- Suerte que sabías lo que estabas haciendo…

- Nunca te dije que era un experto – refutó con tranquilidad y vos resoplaste. Te volvía loca que fuera tan pasivo – Me parece que está tildado…

- No, ¿en serio? – dijiste irónica y él directamente te ignoró, mientras levantaba la tapa por doceava vez desde que entró al departamento. Revisaba quién sabe qué y en vez de calmarte, te alterabas más – Estás tocando cualquier cosa Pedro. El manual dice que cuando la luz de “in operation” titila intermitentemente hay que desconectar la fuente.

- ¿Y cuál es la fuente? – te preguntó dándose vuelta para quedar enfrentados. Revoleaste los ojos.

- Y no sé, sino no te hubiera llamado para que me ayudes – respondiste con obviedad y el negó con la cabeza contagiándose de tu irritación – Encima no para de gotear, que horror.

- Bueno Paula, para un poco – te dijo algo malhumorado y vos tomaste aire – Me estás poniendo nervioso a mí – y se rascó la sien pensativo. Acto seguido, se sacó la remera azul Francia que llevaba, estaba sumamente acalorado; comenzaba a sentir la falta de frescor en el ambiente.

Ahora, fuiste vos la que lo miró embobada. Qué descarado.

- Qué sexy el técnico eh… - lo cargaste para distender y él giró sobre si mismo en la silla en la que estaba parado para alcanzar con mayor facilidad el aire.

- Qué graciosa ja ja – respondió y vos te acercaste a donde estaba.

- Lo dije en serio… estás muy lindo así – volvió a darse vuelta esta vez sonriendo y se bajó para quedar a tu altura. Vos te mantuviste en tu postura, intentando que no note lo nerviosa que te habías puesto – Te digo que la situación da como para una fantasía… el técnico y la inquilina.

Oh oh, qué peligrosamente habías jugado. El sonrió y se acercó aún más.

- No te hagas la viva si después no vas a cumplir – y ahora estabas a dos centímetros de sus labios. Cómo le gustaba provocarte… pero vos no pensabas ceder. Ya habías dado un pie, ahora, que él se la jugara.

- Me parece que el que no se anima a cumplir sos vos – sentenciaste desafiándolo y él trago saliva. Se estaba poniendo interesante.

- Tenes razón, mejor trato de arreglar el aire – y se volvió hacia la silla dejándote totalmente pasmada. En tu mente se reprodujo un gran “¿qué carajos?” mientras atónita observabas la espalda de Pedro. No podía cortar todo ahí.

Pero en cuestión de segundos, mientras intentabas dilucidar qué había sucedido volvió a darse vuelta entre risas y tironeó de tu brazo para partirte la boca de un beso, que te tomó de sorpresa pero que no dudaste en seguir. Cada vez aumentaba más en intensidad e inconscientemente lo guiaste hacia el sofá, para acostarlo encima tuyo. Nunca habías experimentado tantas cosas en un período tan corto de tiempo. Menos que con un beso te sintieras… así. Porque no conocías palabras que te ayudaran a describir lo que sentías.

Acariciabas su espalda con dulzura mientras Peter tomaba posesión de tu cuello y sentías que nada te alcanzaba para transmitir la pasión contenida que albergabas. Sin embargo, cuando estabas a punto de perder lo último de cordura que te quedaba, el aire acondicionado expulsó estruendosamente un chorro importante de agua causando tu posterior sobresalto.

Pedro no pareció inmutarse, pero ya te habías desconcentrado y no podías parar de escuchar el ruido que producía el impacto de las gotas con la cacerola que habías puesto para que no se moje el piso de madera.

- Perdón, pero no puedo – dijiste con una mueca, apenada, y él te liberó – El ruido de las gotas me distrae mucho, no me puedo concentrar – y le diste un beso en la nariz antes de incorporarte. Sonrió, pero sabías que no era fan de la idea de cortar con lo que estaban por hacer. Vos tampoco, pero querías que fuera en las circunstancias perfectas y no considerabas que estas califiquen.

- Está bien gorda, no te preocupes – contestó tomándote de la mano y vos besaste su mejilla – el ruidito es bastante molesto – y vos reíste – ¿Y si cortamos la luz?

- ¿Vos decís?

- Probemos, no perdemos nada – reflexionó y vos asentiste, mientras le mostrabas donde estaba la caja de luz. La cortó y espero unos segundos antes de reactivarla, mientras suspirabas ansiosa. Cuando volvió la luz, corriste hasta el aire y te aliviaste al ver que ya no titilaba la luz de “in operation”. Y parecía hasta que goteaba menos.

- ¿Y?

- Creo que paró… pero el técnico va a tener que venir… mañana – anunciaste mientras le pasabas por al lado para dirigirte a tu habitación y cambiarte para salir… ya eran las 7 de la tarde – porque vos y yo tenemos mejores planes que quedarnos en casa – le susurraste al oído sensualmente y el sonrió mientras te veía caminar por el pasillo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario