Recibir un fuerte zarandeo a las diez de la mañana no era sano bajo ningún concepto. Vos, Pedro, te negabas a enderezarte sobre vos mismo hasta que Zaira amenazó con tirarse encima de vos como hacía un par de años. Rápidamente comenzaste a emitir varios “No, no, está bien, me levanto” y la morocha sonrió con suficiencia.
- Es hora de levantarse Pepón, marsopita – y refregaste sus ojos con tus manos, aún semi dormido. Hiciste un pantallazo general del departamento y al terminar volvió su mirada hacia Zai, quien te miraba enarcando una ceja – Pau ya se fue a trabajar.
Odiabas esa manía de Zaira de dar en el clavo.
- ¿Eh? – y ella revoleó los ojos ante tu falsa confusión. Preferiste hacerte el tonto y cambiar súbitamente de tema – ¿Se puede saber que hacés levantada tan temprano?
- Salí a comprar el diario, tomá – explicó y te alcanzó la sección de “Clasificados” del diario junto con un resaltador amarillo – Estuve mirando por arriba y hay unos departamentos que están buenos…
- Gracias Zaichu – dijiste sonriendo y la morocha te brindo una sonrisa radiante – gracias por todo- y la abrazaste de costado.
- Me aburre que me agradezcas Pepe – contestó la morocha graciosa y vos mordiste tu labio inferior mirándola burlonamente. Ella estalló en risas. Le encantaba molestarte – O debería decirte Peter…
- Qué tarada que sos- le dijiste divertido – Suerte que soy tu agasajado eh.
- ¿Me vas a contar qué onda con Pau?
- ¿Me vas a contar de tu casamiento fallido? – preguntaste suspicaz y Zaira se mordió el labio.
- Ganaste, prefiero no saber – carcajeaste y ella se rió con vos. Estaban en igualdad de condiciones. Te desperezaste y la morocha se sentó sobre sus rodillas en el sofá. Revolviste tu cabello y te levantaste para estirarte.
Pronto, tu mente pasó de funcionar a media máquina al nivel normal y recordaste algo que quizás era importante mencionarle a tu amiga. No sabías si debías; no querías ilusionarla. Pero el encuentro con Paula de anteayer te había revolucionado.
- Me olvide de contarte Zai… me crucé a Iudica ayer – y ella te miró expectante – y quizás me ofreció laburo de productor otra vez.
Salió exaltada de una manera ridícula de donde estaba sentada y te abrazó fuerte. Vos casi te caes, por el envión con el que se lanzó arriba tuyo.
- Perdón por casi matarte, ¿entonces te quedas en Capital por tiempo indefinido? – preguntó mientras se incorporaban.
- Si acepto la propuesta… - ella te miró como si fuera una obviedad –pero es muy probable.
- Eso es un sí – dijo sonriente y agregó – Conozco a alguien que se va a poner muy contenta con esta noticia…
- ¿Vos decís? – preguntaste sinceramente. Realmente te preocupaba la opinión de Paula.
- Sos un bobo, obvio que se va a poner feliz cuando se entere. Más todavía si conseguís algo cerca – y sonreíste con un tonto – Che se me hace tardísimo, tengo que irme a San Isidro que esta mi hermana con los bebés y mis papás. No creo que te importe mucho que te deje solo…. Total, al mediodía llega Paulita – dijo divertida mientras se dirigía a su habitación para alistarse.
- ¡Gracias por el dato! – le gritaste y escuchaste sus risas en el pasillo. Te cambiaste rápidamente y bajaste al kiosco para comprar cigarrillos y chicles. La idea de pasar la tarde con Paula te gustaba demasiado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario