El incesante tamborileo de tus pies (frente al ventanal del balcón) dejaba en evidencia tu creciente ansiedad por escuchar de él. Y por mas veces que chocaras tus zapatillas contra el piso, no alcanzabas a imitar el ritmo de la lluvia.
¿Deberías llamarlo vos?
Odiabas las tormentas; ademas de que te asustaban los diversos ruidos que se escuchaban entre trueno y trueno, te daba una sensación de encierro que no condecía con tu espíritu independiente. Y más odiabas estar sola en tu departamento (¿Y Zaira?) y a todos los boludos que en facebook o alguna red social decían que ese era un lindo día para cucharear. Un egoísmo y una cachetada en la cara para todos los solos, que tenían que consolarse con Cuevana y chocolate.
Ojo, estabas sola, pero no soltera.
Tu mente te sorprendía de vez en cuando, mientras tratabas de concentrarte para ver ese último capítulo de Lost que nunca entendiste, haciéndote recordar ese intercambio de opiniones con Pedro. Con tonos cada vez más elevados, un portazo y con la consecuencia de que ahora sintieras ese algo indescriptible en el pecho.
Divisaste tu celular en la mesa de roble pero una fuerza auto impuesta te obligo a desviar la mirada de él. "Que espere…" justificaste, desde tu lugar en el sillón.
El sofá te arrulló entre sus almohadones (algunos de encaje) invitando a que cierres los ojos y todo se vuelva negro, pero vos seguías tan reflexiva como antes. Pestañeaste y al volver tus párpados cubrieron tus orbes verdes lentamente, sumergiéndote en un estado soporífero.
(Flashback)
Las princesas de Disney sonreían despampanantes en el piso, mientras Delfina colocaba la pieza faltante del rompecabezas en el pantalón celeste de "Jazmín". Te abrazo al felicitarla por haber terminado y Pedro, a tu lado, beso tu mejilla con ternura. Francisco, su otro sobrino, te sonrió recostado en la espalda de su hermana y te preguntaste como podía ser que todo hubiera salido tan bien, sin haber planeado ni siquiera viajar a . El reloj de la pared frente a ustedes marco que eran las 7 de la tarde y la mirada automática que cruzaron Peter y vos, bastó para dar por aludido que era hora de irse.
Presionaste tus palmas contra el piso para levantarte mientras esbozabas una última sonrisa al ver que Francisco se colgaba del cuello de tu novio, formando la imagen más tierna en todo el mundo. Delfina insistió en acompañarte a buscar tus cosas a la cocina y en el camino (que duro minutos) te hablo desde sus pulseras hasta de sus amigas de primer grado, los juegos que jugaban y de la música que le gustaba bailar. Señalo tus decenarios, maravillada por los vivos colores y deslizaste uno color lila a través de tu muñeca, para regalárselo. Y su sonrisa al recibirlo fue más de lo que podías pedir a cambio.
Tomaste el morral color suela de la silla metálica de la cocina, un poco desordenada pero con un aire clásico y con historia. Nada que ver a la tuya, que estaba prácticamente intacta y estaba… solo por estar y por las convenciones culturales. Tu arte era el delivery.
Luciana se deslizo por las baldosas de la cocina y revoleó el repasador sobre la mesa, quedando frente a frente con vos. Su colita desprolija caía irregularmente sobre su hombro derecho, y sus ojos miel te observaban con curiosidad. Sentiste como si te inspeccionaran con rayos x y deseaste hacerte invisible, al menos para ella.
- ¡Mira lo que me regaló Pau má! - exclamó Delfi, reclamando atención y agradeciste que haya elegido ese preciso momento. Carcajeaste por la determinación con la que le enseño su muñeca a su mamá y la sonrisa orgullosa con la que acompañaba sus palabras.
- ¡Qué linda Delfi! ¿Le agradeciste a Pau? - inquirió la hermana de Pedro, al tiempo que enarcaste una ceja.
- ¡Obvio! - y su dulzura acunó tus oídos.
- ¿Por qué no se la mostrás al tío? - acotó tu ¿cuñada? y la nena asintió, antes de desaparecer por el umbral. Implícitamente era un pedido para que las dejaran solas y no tardaste en notar la postura relajada que tomó tu acompañante. Exhalaste con delicadeza - ¿Ya se van?
- Sí, es largo el viaje hasta casa - explicaste y ella asintió amablemente - y con el tráfico que va a haber...
- Entiendo - te interrumpió, esbozando una sonrisa y vos juntaste los labios sin saber que más agregar -Bueno Pau un gusto que hayan venido... Estás invitada cuando quieras - y el brillo de sus ojos confirmo que habías pasado esa prueba de fuego familiar sin quemarte.
Tres hurras para Pau.
- El gusto es mío - añadiste, mientras cruzabas el morral, lo colocabas en tu hombro derecho y dejabas que tu pelo caiga sobre el izquierdo.
- ¿Te puedo decir una cosa? - preguntó algo tímida y abandonaste la búsqueda del blackberry, perdido en algún lugar de la cartera. Levantaste la mirada, para darle el pie a que continuara y ella separó los labios - No quiero ser desubicada ni incomodarte... Pero no sé que más hacer. Supongo que sabrás que papá y Pedro tienen asuntos no resueltos... del pasado y que no van más - y creías adivinar cuál era el punto al que quería llegar - Pepe es muy cabeza dura y a mi no me escucha. Pero vos, que estás fuera del conflicto quizás podés persuadirlo un poco para que se junte con él...
Como si fuera tan fácil. Querías mantenerte lo más fuera posible de esa disputa familiar... Pero para vos también era hora de que ambos se sienten y hablen lo que tenían que hablar. Pedro se lo merecía.
- Yo... - y su mirada expectante hasta te molesto - la verdad no me quiero meter. Pero ese "odio" que tiene Pedro no le hace bien y estoy a favor de que haya un dialogo. Voy a tratar de hacerle ver eso...
- Gracias por intentarlo - y entendiste su afán por recuperar los vínculos familiares, pero no te gustaba mucho su manera precipitada - Le hacés muy bien a mi hermano y nada es más importante que eso.
No supiste si lo decía para terminar de convencerte de su idea o porque de verdad te agradecía. De todas maneras, no pudiste evitar la sonrisa de tonta que se dibujo en tus labios.
- ¿Que están secreteando ustedes? - inquirió Pedro y no supiste si su repentina aparición te causo un sobresalto o un escalofrío.
- La estoy felicitando por el bombón que se esta llevando - automáticamente te posicionaste a su lado, mientras te acomodabas el morral. Luciana, impasible- Mentira, nos estamos saludando.
- El afortunado acá soy yo eh - aseguró luego de mirarte y besaste su mejilla -¿ Vamos mi amor? - te sonrió mientras te empujaba levemente para salir de la cocina.
Y luego de saludar y abandonar el departamento, entraste al auto con la sensación de que estabas cargando un peso encima que no te correspondía cargar.
(Fin flashback).
Entreabriste los ojos, en medio de un bostezo. Maldita lluvia, maldito Toblerone que acabó de terminarse y maldito Pedro y su orgullo. Y el tuyo.
¿A que no me esperaban? La verdad yo tampoco, porque no pensaba subir hasta después del 12 de Julio, pero las ganas pudieron más (y as no ganas de estudiar). Asi que ya que subí el capítulo, prendan una vela a Moyano para que no rinda el miércoles (:
GRACIAS POR EL AGUANTEEEEEE! Y por el interés por Asignatura Pendiente, ya pronto la andaré subiendo....
Se lo dedico a mi #cableatierra y amiga @truelovepp que me banca en toda esta locura como nadie. Lalux sos mil :)
Y a Tinix (@AlwaysPedraula) por ser tan tan genia y porque le debía el regalito!
No sé si cumple sus expectativas, pero quería subirlo. Espero que guste a todas, GRACIAS de nuevo.
Pd: No se si se enteraron, pero hay infradotadas hackeando blogs. Si, es la nueva.... Colaboremos avisando y promoviendo la info. #HackeameEsta
como extrañaba tu genialidaT! GEÑA.
ResponderEliminarY me uno a la causa #HackeameEsta ;)
Aaaaa esto es lo que necesitaba para empezar bien el dia
ResponderEliminargenial para terminar la tarde de un martes ♥
ResponderEliminarporr fin geniiaaa ! a ver si te vienen mas seguido las ganas
ResponderEliminarNo es una cuestión de ganas o no... no tengo tiempo genia.
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